El resultado de una interacción inesperada entre bacterias y corrientes oceánicas
Por primera vez se ha demostrado la existencia de una intrigante interacción entre las corrientes oceánicas y las bacterias. Esta interacción conlleva a la producción de inmensas cantidades de nitrógeno en el Océano Pacífico. Eso ocurre en una de las masas de agua desprovista de oxígeno más grandes del mundo, y por si fuera poco, estas zonas se están extendiendo. Este hecho podría debilitar la capacidad del océano para absorber dióxido de carbono (CO2).
Tres lugares en el mundo albergan grandes masas de agua esencialmente desprovista de oxígeno. Uno de ellos, el mayor, está en el Océano Pacífico, frente al litoral de Perú y Chile, otra de estas zonas está al norte del ecuador, frente a la costa de México y Guatemala, y el tercer lugar está en el Mar de Arabia. Las tres zonas sin oxígeno (anóxicas) son como lagos submarinos, sin apenas contacto con el agua de mar a su alrededor. Ningún animal puede vivir en estas zonas. Sólo las pueden habitar bacterias que no necesiten oxígeno. Las zonas, bastante merecedoras del adjetivo de "muertas", están ubicadas a una profundidad de entre 100 y 500 metros bajo la superficie marítima.
En ellas, los microbios producen nitrógeno, gas que constituye casi el 80 por ciento de la atmósfera de la Tierra.
El equipo de Loreto De Brabandere y Bo Thamdrup del Centro Nórdico de Estudios de la Evolución de la Tierra en la Universidad del Sur de Dinamarca, y sus colegas de la Universidad de Concepción en Chile, la Universidad de Aarhus en Dinamarca y el Acuario de la Bahía de Monterrey (MBARI), en Estados Unidos, han descubierto la razón exacta de por qué se produce nitrógeno en tan grandes cantidades en la mayor de las tres zonas citadas, la que está ubicada frente al litoral de Chile y Perú.
El nitrógeno gaseoso se produce por la presencia estable de grandes poblaciones de bacterias que cuando se alimentan generan este gas en enormes cantidades. Las bacterias fluyen con una corriente oceánica que proviene del ecuador y se dirige al polo Sur. En su camino, las bacterias libran al agua de amoníaco, sustancia que éstas consumen y de la cual liberan el nitrógeno en la "zona muerta" investigada.
El área púrpura del gráfico señala las aguas oceánicas que contienen menos de un 10 por ciento de oxígeno. En tono azul claro se muestra la zona desprovista de oxígeno en el litoral de Perú y Chile, donde las bacterias producen grandes cantidades de nitrógeno. La flecha negra señala la corriente marítima que transporta a las bacterias. (Ilustración: Bo Thamdrup / SDU)
En el Pacífico occidental, frente a la costa de Nueva Zelanda, las pesadas aguas ricas en nutrientes se hunden y empiezan a fluir como una corriente submarina. Primero circulan hacia el ecuador, luego a largo de dicho paralelo, y entonces cambia de curso y se dirige al sur al aproximarse a las costas de Sudamérica. Durante este largo viaje, el oxígeno desaparece del agua, y en las proximidades de Perú y Chile ciertas bacterias hambrientas entran en acción.
Dichas bacterias en esta corriente oceánica procedente del ecuador obtienen la energía que necesitan para crecer al permitir que el nitrito reaccione con el amoníaco y libere el nitrógeno. Estas bacterias y su impacto en el ciclo global del nitrógeno fueron descubiertas hace sólo unos años.
Los científicos están sorprendidos de que sea este tipo de bacterias el responsable de la producción de nitrógeno en la gigantesca "zona muerta" del Océano Pacífico.
En las demás zonas, el equipo de investigación halló que la principal responsable de producir nitrógeno es otra clase de bacterias: Las de esta clase también producen nitrógeno, pero lo hacen a partir de nitratos y nitritos con ocasión de transformaciones químicas de materia orgánica, no a partir del amoníaco como hacen las bacterias del primer tipo. En la gran "zona muerta" del Océano Pacífico las bacterias del segundo tipo simplemente no consiguen suficiente alimento orgánico para generar nitrógeno, por lo que se ven sobrepasadas por las bacterias del primer tipo arrastradas por las aguas desde el ecuador. El resultado es que estas bacterias son las que generan casi todo el gas nitrógeno producido en la zona.